A todos los padres nos ha preocupado alguna vez que nuestros hijos tengan que pasar por la muerte de alguno de sus progenitores cuando aún son pequeños.
Definitivamente nunca es buen momento, no hay que esperar mucho tiempo para comunicar al niño la muerte de su progenitor. Lo ideal es que el adulto que se lo transmite sea el otro padre, y que pueda estar lo más "entero" posible. Pero no siempre se puede conseguir, y la espera y la incertidumbre si esperamos a que el padre o la madre lo haya superado, puede ser peor.
La capacidad de un niño para entender la muerte y la manera en que usted deberá enfocar el tema variará dependiendo de la edad del niño. Recordemos que cada niño es único.